“Para que todos sean uno”
Oriente y Occidente hacia la comunión plena
III Simposio de la Cátedra Juan Pablo II
CITeS - Universidad de la Mística
Siete fueron los ponentes que intervinieron a lo largo de esos días, provenientes de Bulgaria, España, Italia, Polonia y Rusia. En la ponencia de apertura titulada “La belleza de la memoria. La Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa en el redescubrimiento de la unidad del primer milenio en el magisterio de Juan Pablo II”, el carmelita descalzo italiano Aldino Cazzago, de la Università Cattolica del Sacro Cuore, Milán, afirmó que olvidar la comunión que existió entre la Iglesia de Oriente y la de Occidente en el primer milenio, da lugar a una percepción errónea de la historia de la Iglesia en su conjunto, y que es de gran importancia subrayar la insistencia de Juan Pablo II en el tema de la unidad entre la Iglesia de Occidente y la Iglesia de Oriente, entre Roma y Constantinopla, en el primer milenio. Aldino añadió que la primera ocasión importante en la que Juan Pablo II recordó la comunión entre Oriente y Occidente en el primer milenio fue su visita a Turquía del 28 al 30 de noviembre de 1979, apenas 13 meses después de su elección. Al reunirse con el Patriarca Dimitrios I en la tarde del 29 de noviembre, recordó que los Concilios de Nicea, Constantinopla, Éfeso y Calcedonia fueron “celebrados juntos por Oriente y Occidente” en esas tierras. Luego continuó: “No sólo hemos tenido en común estos Concilios decisivos, que son como calderones en la vida de la Iglesia, sino que durante un milenio estas dos Iglesias-hermanas han sabido crecer juntas y enlazar sus grandes tradiciones vitales”.
Cuatro ponencias constituyeron el desarrollo de la segunda jornada de la Cátedra, y estuvieron a cargo de Eloy Bueno de la Fuente, de la Facultad de Teología del Norte de España, su ponencia fue titulada “La sinodalidad según Juan Pablo II: dimensión ecuménica y espiritual”; el Archimadrita Demetrio Sáez Carbó, quien presentó el tema del monacato oriental en su vertiente universal y que, partiendo de la definición que ofrece Juan Pablo II para el tema del monacato en su Carta Apostólica “Orientale Lumen”, como “la ejemplaridad de la vida bautismal y el lugar de búsqueda de Dios sin barreras e impedimentos”, afirmó que el monje es una persona en relación, aunque para ello necesite primero descubrirse a sí mismo, acción que lleva a cabo en el silencio y sosiego interior, en un constante estudio de la Palabra realizada en una rica iconografía litúrgica, cuyo centro es la Eucaristía como anticipo de la Jerusalén Celestial. Una liturgia que implica al hombre en su totalidad y que concluye con una acción de gracias cósmicas.
Con el título “Los padres orientales en la enseñanza de Juan Pablo II”, Marek Raczkiewicz de la Universidad de San Dámaso, Madrid, llevó a cabo la tercera ponencia de la segunda jornada. Y por su parte Andrey Kordochkin, secretario diocesano de la diócesis de España y Portugal y del deán de la Catedral de Santa María Magdalena en Madrid, presentó el tema “Juan Pablo II y los pensadores rusos. Una meditación desde la perspectiva de la carta apostólica Orientale Lumen”.
En la jornada del domingo 14 de noviembre, tuvieron lugar las dos últimas conferencias. La primera, a cargo de Iván Ivanov de “ST. Kliment Ohridski”, Universidad de Sofia, titulada “El Espíritu Santo en la Iglesia y en la vida de los cristianos” y la segunda estuvo a cargo de Fernando Rodríguez Garrapucho, profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, titulada “Juan Pablo II un papa eslavo con sensibilidad oriental”. En ella, Rodríguez afirmó que, desde sus comienzos, Karol Wojtyla, dio signos de entender muy bien a las Iglesias orientales. En los primeros años de su pontificado romano realizó visitas y escritos que tienden a equilibrar el cristianismo proponiendo que la Iglesia de Cristo debe respirar “con sus dos pulmones: Oriente y Occidente”. Así en 1980 se puso en marcha la Comisión Mixta Internacional para el diálogo católico-ortodoxo y, con el nombramiento de los santos Cirilo y Metodio como co-patrones de Europa, realiza este equilibrio Oriente-Occidente para el continente europeo. Luego vendrán las Cartas apostólicas y la encíclica “Ut unum sint”, así como encuentros con todos los jerarcas de las Iglesias Orientales. Un repaso a esta trayectoria muestra la rica sensibilidad de este papa con Oriente.
Cabe señalar que la Cátedra Juan Pablo II comenzó su andadura gracias al convenio que firmó el CITes con la Universidad Pontificia Juan Pablo II de Cracovia en noviembre del 2018. El director de la Cátedra es Andrzej Dobrzynski, director del Centro de Documentación y Estudios del Pontificado de Juan Pablo II en Roma.