Este encuentro en torno a san Juan de la Cruz y la Noche Oscura, tendrá como hilo conductor la clave de la ATENCIÓN AMOROSA. Meditaremos en profundidad sobre textos claves de la obra y el poema de la Noche. Tendremos espacios y tiempos para la oración contemplativa, en su dimensión PEDAGÓGICA y vivencial. Sin olvidar que el silencio es el hogar en el que aprender a escuchar cotidianamente la Palabra que el Padre nos ha dicho en su Hijo.

  Nos adentraremos en el alcance místico, teológico y existencial de la Noche oscura. El símbolo se ha convertido en cosa familiar de nuestro mundo cultural. Frente a las experiencias de vacío y desconcierto o de la presencia-ausente de Dios, el libro de la Noche oscura, aunque parezca paradójico, derrama una luz cálida y amorosa.

  La noche, en su primera percepción, remite a su cara negativa: tristeza, desasosiego, soledad, miedo, confusión… Y ahí están también la «noche cerrada» y la «noche toledana». Pero también tiene una cara positiva: la «noche del amor» cantada por los poetas de todos los tiempos. Y la noche de pascua y de la liberación judía. O la noche de la luz y la vigilia pascual cristiana. Y cómo no recordar la Noche Buena. Pues bien, algo de esto último, y aun mucho, creemos que es la noche de Juan de la Cruz. 

  La noche tiene y siempre tendrá algo de misterio, algo que se nos escapa. Por eso, aunque sea entre tanteos y vacilaciones no podemos renunciar a evocar la noche sanjuanista, y hacernos preguntas tales como: ¿qué es la Noche para Juna de la Cruz? ¿De dónde viene la ‘oscuridad’ de la noche oscura? ¿Por qué a pesar de ser noche y de ser oscura, es también ‘segura’, y ‘dichosa’, como afirma nuestro místico? Son estas algunas de las preguntas que nos acompañarán durante el encuentro.